Una de las típicas conversaciones hoy en día es cómo estar saludable, qué dieta seguir, qué nos hace mal a cierta edad, cómo no enfermarse, etc. En fin, todos envejecemos y la vida se nos hace más difícil. Hace poco leí una nota de Science Magazine que me hizo recordar estos temas nuevamente y decía algo así.
La idea maravillosa de evitar la muerte se ha convertido en una misión científica donde la tarea principal es ganar años pero con una vida saludable. Médicos y científicos buscan los caminos más factibles para aumentar el número de años de vida sin complicaciones como enfermedades crónicas, cáncer o deterioro cognitivo.
Pero antes de que podamos intervenir en estos asuntos, tenemos que entender los mecanismos celulares y moleculares que impulsan y provocan el envejecimiento y la senescencia.
Una de las claves está en nuestros telómeros, pero ¿qué son?
Básicamente es una región de secuencias de nucleótidos repetitivos en los extremos de un cromosoma, que tienen la función de proteger el extremo del cromosoma de deterioro o de la fusión con los cromosomas vecinos. Estos telómeros se encogen mientras nuestra edad avanza. Otros residen en nuestras células madres, donde sólo pueden reparar nuestros tejidos por un tiempo.
Nuestras mitocondrias, también llamadas motores de la célula, pueden darnos algunas respuestas a la prolongación de la juventud. Otras investigaciones para encontrar la clave de la juventud apuntan a cambios en la microbiota intestinal, asociada a la fragilidad de los ancianos.
A nivel mecánico, la modulación de la co-enzima NAD+ (la nicotinamida adenina dinucleótido tiene varias funciones esenciales en el metabolismo) ya sea en su uso y producción puede prolongar la esperanza y calidad de vida.
Recientes estudios de gerociencia (campo interdisciplinario que tiene como objetivo comprender la relación entre el envejecimiento y las enfermedades relacionadas con la edad) apuntan a aprovechar nuestros conocimientos básicos del envejecimiento para promover los avances a mayor escala. Se ha avanzado en pruebas con animales, donde por medio de los genes, dieta, temperatura ambiental y apareamiento se han creado miembros más longevos que aportan y ayudan a encaminar los estudios de biología humana.
Uno de los últimos estudios más prometedores se están haciendo con los biomarcadores del envejecimiento, estos predicen mejor la capacidad funcional a una edad más tardía que la edad cronológica. Dicho de otra manera, los biomarcadores del envejecimiento darían la verdadera “edad biológica”, que puede ser diferente de la edad cronológica.
Por ejemplo, el encanecimiento del cabello aumenta con la edad, pero no puede ser llamado un biomarcador de envejecimiento, debido que hay personas de 25 hasta 100 que poseen canas, así como otras que no. Del mismo modo, las arrugas de la piel y otros cambios comunes que se observan con el envejecimiento no son mejores indicadores de funcionalidad futura que la edad cronológica. Biogerontólogos han continuado con sus esfuerzos para encontrar y validar biomarcadores del envejecimiento, pero es un camino lento.
Los relojes biológicos, por ejemplo el reloj epigenético, son prometedores biomarcadores del envejecimiento.
Les dejo una video sobre qué son los biomarcadores y para qué sirven 😉
En resumen, medidas precisas de la edad biológica podrían ser útiles para:
– probar la validez de diversas teorías del envejecimiento biológico
– el diagnóstico de diversas enfermedades relacionadas con la edad y para definir los subtipos de cáncer
– predecir / pronosticar la aparición de diversas enfermedades
– servir como marcadores sustitutos para la evaluación de las intervenciones terapéuticas que incluyen enfoques de rejuvenecimiento
– el estudio de la biología del desarrollo y la diferenciación celular
– aplicaciones forenses, por ejemplo para estimar la edad de un sospechoso sobre la base de la sangre a la izquierda en una escena de crimen
Esperemos estos estudios sigan progresando para que un un futuro nuestra calidad de vida mejore y sigamos aprendiendo sobre el UNIVERSO hasta más viejos 🙂
Fuente: Science, AAAS
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