Liderados por el neurocientífico Adam Gazzaley de la Universidad de California, San Francisco, el estudio encontró que el juego llamado NeuroRacer puede ayudar a la gente mayor a mejorar su capacidad de realizar varias tareas de forma simultánea, y el efecto parece alcanzar tareas de la vida cotidiana y permanece incluso después de seis meses. El estudio también muestra cómo los patrones de actividad cerebral cambian a medida que mejoran las habilidades cognitivas.
NeuroRacer es un videojuego tridimensional en el que el jugador debe dirigir un coche a lo largo de un sinuoso y montañoso camino, usando su pulgar izquierdo, sin perder de vista los símbolos que aparecen aleatoriamente. Si el símbolo es de una forma y color particular, los jugadores deben dispararle usando un dedo de su mano derecha. Este ejercicio de tareas múltiples, dice Gazzaley, se basa en una combinación de habilidades cognitivas tal como en la vida real, como enfoque de atención, intercambio de tareas y trabajo de memoria (la habilidad de mantener temporalmente múltiples piezas de información en la memoria).
Gazzaley y sus colegas primero reclutaron cerca de 30 participantes por cada una de 6 décadas de vida, desde los 20 a los 70, y confirmaron que las habilidades “multitasking” como son medidas por el juego, se deterioran linealmente con la edad. Luego reclutaron a 46 participantes entre 60 y 85 años, y los sometieron a un entrenamiento de 4 semanas con una versión de NeuroRacer que aumentaba su dificultad a medida que el jugador mejoraba.
Después del entrenamiento, los participantes habían mejorado tanto que habían alcanzado puntajes más altos que personas de 20 años sin entrenamiento, y la habilidad permaneció durante 6 meses sin necesidad de práctica.
Gazzaley advierte contra la exageración: “Los videojuegos no deben ser vistos como una panacea garantizada”. Pero Linsey, por su parte, está contenta con lo que hizo por ella el juego y por su propia contribución. “Ha sido emocionante descubrir que el cerebro anciano puede aprender, y me alegro que mi propio cerebro haya ayudado hacer el descubrimiento”.
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