Quienes tengan el privilegio de dedicarse a la Astronomía, sabrán por experiencia propia la cantidad incontable de bromas respecto a la eterna confusión de la astronomía con la astrología (definición gráfica). Comentarios tipo «¿escribes horóscopos?«, «¿léeme la mano?» o «¿de qué signo soy?» son una mera muestra. Para qué hablar del típico familiar viejito que no cacha mucho, tía abuela, o whatever, que intenta presumirte chochamente (orgullosa) diciendo «sí, mi sobrina nieta mira las estrellas, ella es astróloga«… FAIL (ninguna relación con la realidad… no sé si mis tías abuelas saben lo que hago). O uno que otro apodo referente al tema, tipo «Javi Nostradamus» (gracias, Víctor).
En el último tiempo se ha dado cabida en la televisión (y radio) chilena (y de seguro de otros países también) a muchos personajes cuestionables que gustan de masificar pensamientos pseudocientíficos. Es el caso de los astrólogos, quienes además de contribuir a esta confusión haciendo pasar la astrología como una verdadera ciencia, contribuyen (junto a los medios de comunicación responsables de darles pantalla) a que prácticas sin verdadera validez científica se instalen en nuestra sociedad chilena. Y así es como nos vemos inmersos en un país que, estando consciente de que NO se le da la importancia necesaria a la ciencia, se toma el tiempo de darle importancia a su horóscopo todas las mañanas mientras lee el diario. Y mientras los científicos peleamos para ser escuchados y que se nos tome en cuenta, los medios de comunicación se dan el gusto de darle tribuna a la señora astróloga para que nos deleite hablando sobre «el año del caballo» y «las profecías mayas».
La siguiente trilogía de notas, que comienza con la presente, tiene por objetivo no solo marcar las diferencias claras entre ambas disciplinas, la astronomía y la astrología, sino también intentar despertar el espíritu crítico de nuestros queridos lectores para no volver a escuchar nunca más un «léeme mi horóscopo» ni un «yo no creo en el horóscopo… ¡pero te juro que este le achunta (acierta) a todo!»
En esta primera entrega (o Round 1, para hacerlo sonar más emocionante) sentaremos las bases, definiendo cada disciplina, analizando el contexto histórico y las diferencias entre ambas en la actualidad. En la segunda entrega (Round 2) veremos un poco más en detalle la astrología horoscopal en paralelo con la realidad astronómica. En la tercera y final (Round 3), analizaremos las explicaciones y tests científicos que se han realizado para comprobar que no existe relación alguna entre los astros y el comportamiento humano o el desarrollo futuro de nuestras vidas.
Comencemos… Round 1….. FIGHT!
1. Definiciones Básicas
(Ambas definiciones tienen como fuente Wikipedia)
1.1 Astronomía
La astronomía es una de las ciencias más antiguas. Muchas culturas prehistóricas y primeras civilizaciones como los babilonios, griegos, chinos, indios, iraníes y mayas realizaron observaciones metódicas del cielo nocturno. Sin embargo, fue necesaria la invención del telescopio antes de que la astronomía pudiese desarrollarse como una ciencia moderna. Históricamente, la astronomía ha incluido disciplinas muy diversas como la astrometría, la navegación celeste, la astronomía observacional, la creación de calendarios, etc., pero en la actualidad, la astronomía profesional suele considerarse un sinónimo de astrofísica.
1.2 Astrología
En occidente, la astrología consiste en general en un sistema de horóscopos que pretende explicar ciertos aspectos de la personalidad de una persona y predecir eventos futuros en su vida, con base en la posición del Sol, la Luna, y otros objetos celestes, al momento de su nacimiento. La mayoría de los astrólogos «profesionales» confía en tales sistemas.
La astrología ha sido datada hasta al menos el segundo milenio antes de Cristo la Era Común, con raíces en sistemas de calendarios usados para predecir los cambios en las estaciones e interpretar ciclos celestiales como signos de comunicación divina. Una forma de astrología fue practicada en la primera dinastía de Mesopotamia (1950-1651 AEC), para los chinos durante la dinastía Zhou (1046-256 AEC). La astrología helenística posterior al 332 AEC mezcló la astrología babilonia con la egipcia en Alejandría, creando los horóscopos astrológicos.
2. Un «poco» de historia
La palabra astrología viene del latín temprano astrologia, derivada del sustantivo griego ἀστρολογία. Posteriormente, astrologia pasó a significar «adivinación de las estrellas» con astronomia usada para el término científico.
Durante gran parte de su historia, la astrología fue considerada una tradición erudita. Era aceptada en contextos académicos y políticos, y estaba conectada con otros estudios, como la astronomía, alquimia, meteorología y medicina. Incluso grandes astrónomos como Tycho Brahe, Johannes Kepler y Galileo Galilei ejercieron como astrólogos de la corte.
El registro más antiguo indiscutido de la evidencia del uso de la astrología como un sistema integrado de conocimiento ha sido atribuido a los registros de la primera dinastía de Mesopotamia (1950-1651 AEC). Esta astrología tenía algunos paralelos con la astrología helenística griega, incluyendo el zodiaco, la división en 12 partes de 30 grados cada una, entre otras. Sin embargo, los babilonios veían los eventos celestiales como posibles señales más que como causas de eventos físicos.
Por otro lado, el sistema chino de astrología fue elaborado durante la dinastía Zhou (1046-256 AEC) y floreció durante la dinastía Han (segundo siglo AEC al segundo siglo EC), durante la cual todos los elementos familiares de la cultura tradicional china — la filosofía del Yin-Yang, la teoría de los cinco elementos, el Cielo y la Tierra, el confucianismo — fueron unidos para formalizar los principios filosóficos de la medicina china y la adivinación, astrología y alquimia.
La conquista de Asia por Alejandro Magno expuso a los griegos a ideas provenientes de Siria, Babilonia, Persia y Asia central. Para el siglo primero AEC, existían dos variedades de astrología, una usando horóscopos para describir el pasado, presente y futuro; la otra, teúrgica, con énfasis en la ascensión del alma hacia las estrellas. La influencia griega jugó un importante papel en la transmisión de la teoría astrológica a Roma.
La primera referencia definitiva a la astrología en Roma, viene de la mano del orador Cato, quien en el 160 AEC le advirtió a los capataces de las granjas sobre consultar a los babilonios, quienes eran descritos como ‘observadores de estrellas’. Entre los griegos y romanos, Babilonia se identificó tanto con la astrología que la «sabiduría babilónica» se convirtió en un sinónimo de adivinación usando planetas y estrellas.
Ya en el Renacimiento, los estudiosos muchas veces practicaban la astrología para pagar sus investigaciones en otros temas (adiós Becas Chile (?)). Los reyes tenían astrólogos personales quienes los aconsejaban y confeccionaban sus horóscopos. Catalina de Medici le pagó a Nostradamus en 1566 para verificar la predicción de la muerte de su esposo, el rey Enrique II de Francia, hecha por el astrólogo Lucus Gauricus. Grandes astrónomos ejercieron como astrólogos de la corte incluyendo a Tycho Brahe en la corte de Dinamarca, Johannes Kepler para los Habsburgs y Galileo Galilei para los Medici. El astrónomo y astrólogo espiritual Giordano Bruno fue quemado en la hoguera por herejía en Roma en el 1600.
En Europa, la astrología inglesa alcanzó su máximo en el siglo 17. Los astrólogos eran teóricos, investigadores e ingenieros sociales, y proveían consejo individual a todos desde los monarcas hacia abajo. Entre otras cosas, los astrólogos podían aconsejar sobre el mejor momento para ir de viaje, o cosechar, diagnosticar y recetar para enfermedades físicas o mentales, y predecir desastres naturales (me suena conocido). Esto generó un sistema en el que todo — la gente, el mundo, el universo — era bien comprendido y estaba interconectado, y la astrología coexistía felizmente con la religión, la magia y los unicornios y los dragones y la ciencia.
A finales del siglo 17, los nuevos conceptos en astronomía y física (como el heliocentrismo y la mecánica newtoniana) hicieron que la gente se cuestionara la astrología. Esta comenzó a perder su reputación académica y teórica, y la creencia común en la astrología comenzó a declinar.
Durante la Ilustración, la simpatía por la astrología se desmoronó, dejando solo un seguimiento popular apoyado por almanaques baratos.
Luego tuvo un renacimiento popular comenzando en el siglo 19 como parte de un renacimiento general de espiritualismo y posterior filosofía de la Nueva Era, y gracias a la influencia de los medios masivos como los horóscopos del periódico. A comienzos del siglo 20, el psiquiatra Carl Jung desarrolló conceptos que involucran la astrología, lo que llevó al desarrollo de la astrología psicológica.
3. La Astronomía y la Astrología en la actualidad
A diferencia de sus comienzos, actualmente la astrología y la astronomía se encuentran totalmente diferenciadas, siendo esta última la que realmente se dedica a la ciencia de los cuerpos celestes. La astrología ha sido rechazada por la comunidad científica al ser considerada como una pseudociencia, al no tener validez o poder explicativo para describir el universo. Entre otros problemas, no propone ningún mecanismo de acción por el cual las posiciones y movimientos de las estrellas y planetas pudiesen afectar a las personas y eventos en la Tierra que no contradiga los aspectos bien aceptados y comprendidos de la biología y la física.
Las pruebas científicas realizadas a la astrología no ha encontrado evidencia que respalde alguna de las premisas o supuestos efectos que figuran en las tradiciones astrológicas.
Fuente: Wikipedia, as always
Nos vemos en el Round 2…