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Hoy les traemos la sexta colaboración de nuestros amigos de la RedLBC en la semana cumpleañera de Star Tres. El invitado de hoy es Alexis Rebolledo (@AlexiusToday en Twitter), quien nos viene a hablar de nuestro animal favorito: los gatos. Esperamos disfruten la nota que también pueden encontrar en su blog alexiustoday.org 🙂 .

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Interactuamos no sólo con los seres humanos, sino también con los animales. Dos de los animales no humanos más comunes que interactúan con nosotros son los perros domésticos (Canis familiaris) y los gatos (Felis catus). La capacidad social de los gatos domésticos, en comparación con los perros domésticos, no ha sido explorada a fondo en el contexto de la interacción humana, no obstante aquello, es bien conocida su particular actitud poco sociable, como de no deberle nada a nadie. La razón puede estar en la historia de la domesticación del gato y de la sociabilidad de sus antepasados.

Hace una década, se pensaba que la domesticación del gato comenzó hace unos 4.000 años, aunque la evidencia reciente encontrada en los depósitos de Chipre ha determinado que la asociación gatos y humanos tiene más de 9500 años de antigüedad. A continuación pueden apreciar el hallazgo en cuestión:

En la imagen se puede apreciar el esqueleto de un gato junto al de un humano. Fuente: Science 9 Abril 2004.

En la imagen se puede apreciar el esqueleto de un gato junto al de un humano. Fuente: Science 9 Abril 2004.

Los análisis genéticos sugieren que los ancestros de los gatos eran los Felis silvestris, que eran animales solitarios y domesticados en Medio Oriente, probablemente coincidiendo con el desarrollo de la agricultura, tal como se señala en un reporte publicado en Science. Los gatos tienen una historia más corta de domesticación, en comparación con los perros, a los que se considera que han sido domesticados hace unos 15.000 años. Esto se ha traducido en una menor atención a los gatos domésticos en el contexto de la interacción humana.
Ya que los gatetes dependen de los alimentos suministrados (intencionalmente o no) por los seres humanos, han desarrollado algunos rasgos relacionados con la interacción social. Por ejemplo, en un estudio publicado en el Journal of Comparative Psychology se estableció que su maullido, una de las conductas comunicativas de los gatos domésticos, es percibido por los seres humanos como más agradable que el de los gatos salvajes africanos (Felis silvestris lybica). En otro estudio, publicado en Current Biology se estableció que algunos gatos muestran un “ronroneo de solicitud” que se exhibe en la hora de la comida, cuando los gatos la están solicitando activamente a sus dueños y que es percibido por los seres humanos como más urgente y menos agradable que el ronroneo habitual.

Ronroneo para solicitar comida:

Ronroneo habitual:

Como se señala en un estudio publicado en el Journal of Comparative Psychology al igual que los perros, los gatos domésticos también tienen la capacidad de interpretar una señal o gesto humano para localizar alimentos ocultos. También es sabido que reaccionan a los seres humanos no familiares y familiares de manera diferente, tal y como lo publican en Applied Animal Behaviour Science. Estos resultados indican que las habilidades sociales de los gatos domésticos no se limitan a sus congéneres, sino que también son aplicables a su relación con los seres humanos.

Una habilidad social, ampliamente vista en varias especies, es la diferenciación entre sus congéneres mediante el uso de las diferencias individuales en las vocalizaciones. Por ejemplo, los pinzones cebra reconocen a sus compañeros sobre la base de sus llamadas (2004, 2008); los delfines nariz de botella utilizan silbatos para el reconocimiento madre-hijo (1999), la madre de los monos verdes puede distinguir los gritos de sus propios hijos de los de las demás (1980), y las hembras de los elefantes africanos pueden distinguir las llamadas de los miembros del grupo familiar (2000). Del mismo modo, algunos animales domésticos también son conocidos por ser capaces de reconocer los seres humanos individuales a través de la voz. Por ejemplo, los caballos pueden distinguir las formas y las voces de los manipuladores que les son familiares cuando se presentan junto a extraños (2012). Los perros pueden distinguir las voces y los rostros de los propietarios de entre otras personas (2007). Pero… ¿y qué hay con los gatos?
Como mencioné anteriormente, los gatos pueden distinguir los humanos conocidos de los desconocidos. Sin embargo, no se sabía si esta distinción también la podían hacer con el uso de las señales vocales. En un experimento recientemente publicado en Animal Cognition se investigó si los gatos domésticos podían reconocer las voces de sus propietarios y distinguirlos de otras voces humanas. Se clasificaron las respuestas de los gatos a los estímulos en seis categorías: movimiento de oído, movimiento de la cabeza, dilatación de la pupila, vocalización, movimiento de la cola y desplazamiento. Cada categoría fue anotada por separado como 0 (ausente) o 1 (presente). En el gráfico que sigue se muestra un resumen de los estilos de respuesta de los gatos, donde más de la mitad respondieron a los estímulos de voz moviendo sus cabezas, alrededor de un 30% también respondió moviendo sus orejas, y poco menos del 20% de los gatos demostró vocalización y movimiento de la cola. Esta tendencia no fue diferente entre las voces de los propietarios de las voces de extraños.
Luego de un proceso de deshabituación de sus dueños y habituación con extraños, los gatos fueron nuevamente evaluados ante estímulos de voz. ¿Resultados? disminuyó la magnitud promedio de respuesta ante las voces de extraños a pesar del período de habituación. Por el contrario, cuando los gatos oyeron las voces de sus propietarios originales llamándoles por sus nombres reveló un aumento significativo de magnitud de la respuesta.

Esto sugiere que los gatos domésticos son capaces de reconocer a los individuos humanos tanto a través de la comunicación vocal, como a través de la interacción cara a cara, ampliando así la evidencia publicada en 2008 en la revista Applied Animal Behaviour Science.

Estos resultados indican que los gatos no responden activamente con conductas comunicativas a los propietarios cuando les llaman estando fuera de su vista, a pesar de que son capaces de distinguir sus voces, a diferencia de los perros, que son conocidos por su reacción conductual ante la voz y gestos de sus propietarios.
El estilo de respuesta de los gatos podría ser uno de los factores que lleva a la gente a creer que son tranquilos, perezosos, antipáticos, poco y nada cariñosos o menos cooperativos y simpáticos que los perros. En general, los propietarios reportan que los gatos tienen una relación especial con ellos, lo que indica que los gatos podrían ser capaces de establecer un apego con estos. Los perros, por otro lado, muestran el comportamiento de apego a sus propietarios de forma explícita…e incluso exagerada.

Históricamente hablando, los gatos, a diferencia de los perros, no se han domesticado para obedecer las órdenes de los humanos. Más bien, parecen tomar la iniciativa en la interacción humano-gato (1991).

Estas diferencias históricas y de comportamiento complican la aplicación de los paradigmas experimentales utilizados para estudiar los perros en el estudio de los gatos, problema metodológico que seguramente se perpetuará mientras no consigamos su consentimiento.
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Este post lo publiqué antes en mi anterior blog a partir de la traducción de los papers que enlazo e inspirado en esta nota.